sábado, 7 de enero de 2017

Borondo, la venta del Quijote que desaparece



Junto con los molinos de viento, las ventas y los caminos son los tres símbolos principales del Quijote, una novela cuyos paisajes están sembrados de ellos como corresponde a la época en la que su acción sucede. En los siglos XVI y XVII, España era una red de caminos, unos más importantes y otros secundarios, por los que continuamente viajaban personas a pie o a caballo que necesitaban alojamiento para descansar o pasar la noche. Las ventas florecieron, de ese modo, al lado de todos los caminos importantes, a una distancia unas de otras ajustada al caminar de los viajeros (solía ser de dos leguas) y se convirtieron en escenarios de múltiples anécdotas, algunas de las cuales le sirvieron seguramente a Cervantes para alimentar su ya de por sí fecunda imaginación.



La Venta de Borondo se levanta en el extremo del término de Daimiel, junto a un ramal de vereda que parte de la Cañada Real Soriana, entre los campos de Borondo y el lugar de Moratalaz, en la vega que forma la ladera norte de la sierra del Moral, casi en el hito que marca el cruce de los términos de Almagro, Bolaños y Daimiel.

De Borondo tampoco habla El Quijote, sí de otras ventas, de otras posadas (las de Puerto Lápice, la del retablo de Maese Pedro, cerca de Ossa de Montiel, la de Palomeque el Zurdo…), pero a poco que uno la mire comprenderá en seguida que si no fue ésta fue otra parecida a ella la venta en la que Cervantes se inspiró para convertirla en modelo de todas las ventas en su novela más universal. Viendo la antigua casa de Borondo,uno entiende que don Quijote confundiera las que encontraba en sus correrías con castillos, con sus torres y sus castellanos, es decir, sus gobernadores, por más que éstos fueran zafios y de rudimentario aspecto.




De la venta de Borondo, que dejó de serlo efectivamente por los años sesenta del pasado siglo y que se mantiene en pie a duras penas después de que sus propietarios la abandonaran también como residencia, se podría afirmar aquello que Cervantes dice en el capítulo II de su novela, que es en el que se cuenta la primera salida de don Quijote de su lugar:  

“Y como a nuestro aventurero todo cuanto pensaba, veía o imaginaba le parecía ser hecho y pasar al modo de lo que había leído, luego que vio la venta (habla Cervantes de aquella en la que su personaje velaría las armas antes de ser armado caballero) se le representó que era un castillo con sus cuatro torres y chapiteles de luciente plata, sin faltarle su puente levadiza y honda cava, con todos aquellos adherentes que en semejantes castillos se pintan”. 

También en otro capítulo, el XVII, al referirse a una nueva venta a la que don Quijote y Sancho Panza llegaron —en la segunda salida del hidalgo en busca de aventuras— después de la paliza que les dieron unos arrieros yangüeses por haberse entrometido Rocinante, y don Quijote y Sancho detrás de él, en el tranquilo pastar de sus caballerías, Cervantes vuelve a escribir: 

“Esta maravillosa quietud (habla de la de la noche) y los pensamientos que siempre nuestro caballero traía de los sucesos que a cada paso se cuentan en los libros autores de su desgracia, le trujo a la imaginación una de las extrañas locuras que buenamente imaginarse pueden; y fue que él se imaginó haber llegado a un famoso castillo (que, como se ha dicho, castillos eran a su parecer todas las ventas donde se alojaba) y que la hija del ventero lo era del señor del castillo, la cual, vencida de su gentileza, se había enamorado de él…”.




Sin necesidad de tanta imaginación ni de soñar despiertos como don Quijote, la venta de Borondo, en mitad de la llanura y sin nada a su alrededor que haga distraer la vista, puede pasar por castillo con su torre y sus altísimas paredes, que más parecen murallas que bardas de corral, que es lo que son en verdad. O que eran, pues la edificación está abandonada desde hace tiempo, desde que el último ventero se murió (ya había dejado de ser ventero hacía mucho) y la propiedad se partió entre sus herederos de Bolaños. 

—Unos cardan la lana y otros llevan la fama, ya sabe— 

La venta de Borondo, principio y fin de todos los caminos de La Mancha.



La Asociación Cultural Venta de Borondo y Patrimonio Manchego es una organización sin ánimo de lucro que tiene por objetivo la protección, difusión y puesta en valor del patrimonio manchego en la provincia de Ciudad Real. Esta organización nace en Daimiel impulsada por la situación de ruina casi inminente de la Venta de Borondo.

No podemos permitir la pérdida de este monumento declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en el año 2007. El torreón está en peligro de ruina inminente y la cubierta se derrumba poco a poco...  Ante esta situación, proponemos un plan de intervención urgente que se centraría en aquellas zonas más debilitadas del edificio (cubiertas, torreón y muro) con el fin de detener su progresivo deterioro.

Este proyecto está encaminado a ser la "semilla" que inicie la recuperación de la Venta de Borondo.

 Descubre el proyecto Restauración de la Venta de Borondo en http://www.semillasoliss.es/proyectos/restauracion-de-la-venta-de-borondo/#


 ¡Fuerza y Salvemos Borondo!

Venta de Borondo origen y evolución hasta nuestros días, David Cejudo Loro  Texto completo (pdf) 

La galería de AC Venta de Borondo y Patrimonio Manchego #flickr https://flic.kr/ps/3diqmA


Fuente y Fotos : El Pais , AC Venta de Borondo y Patrimonio Manchego , Picssr

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